martes, 4 de septiembre de 2018

Gozo y servicio mientras espero a Jesús.



“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.”
Filipenses 4:4-5 

El fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas es el gozo, este viene por La Paz que produce la presencia del Señor en el interior de quien ha  recibido a Jesucristo como Señor y salvador. Nadie puede experimentar el gozo del Señor, a menos que su vida no se rinda a sus pies. El apóstol menciona el regocijo como un sinónimo de la presencia de Dios e invita que ese gozo esté siempre expresado. ¿Cuales son las razones para mantener este gozo?. Primero Dios nos ha salvado en su hijo Jesucristo, en Jesús somos salvos, sanos, libres, restaurados, prosperados, guardados, pero lo más importante en Jesús tenemos la presencia del Dios todopoderoso. Ahora, en la vida se van a pasar momentos adversos, pero nunca podrán apagar la obra de Cristo en nuestro corazón. Luego de llamar a mantener el regocijo, Pablo habla de ser gentil, amable con las demás personas. El creyente se debe distinguir por ser servicial, amigable, dispuesto a darse a los demás, como Cristo se dio a nosotros. La
Actitud de servicio dice el apóstol debe ser conocida por todos los hombres. Termina este pasaje recordando que el Señor está cerca. Con esta reflexión de la venida del Señor, Dios nos recuerda que nuestro gozo y servicio a los demás, debería estar motivado por saber que muy pronto llegará nuestro Señor y Dios, nuestro Padre y Hermano Mayor Cristo. Que nunca se pierda el gozo de la salvación y nuestro deseo de servir a los demás, mientras aguardamos la venida de nuestro glorioso Salvador Jesucristo.

Oremos: 

Padre Amado quiero siempre experimentar el gozo de mi salvación y servir a los demás en el nombre de Jesucristo. Te amo amado Señor y Dios. Oro en el nombre de Jesucristo amén.

Llamados a ser de un mismo sentir

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“Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.” Filipenses 4:2-3.

Una recomendación nos presenta el texto para la vida de comunidad eclesiástica. Es el tener un mismo “sentir”. Lo que tiene que ver con propósito y desarrollo de ambientes donde estén unidos. Muy seguramente estas dos mujeres tenían algunas diferencias, a las cuales les invita a que sean del mismo sentir en el Señor. Los que vivimos bajo el Señorío de Cristo aprendemos a solucionar los problemas en el Señor. Sabemos que lo único que nos une es Jesús. Jesucristo estuvo en el mismo sentir con el Padre. Luego nos presenta Pablo tres tipos de personas que hacen parte de la vida de la Iglesia. Nombra a un líder cuyo nombre no lo da pero le pide que le ayude a   Evodia y a Síntique a ponerse de acuerdo. Luego habla de los compañeros fieles, y por último a los colaboradores de la obra. Todos estamos llamados a servir al Señor y desarrollar los dones y talentos que el Espíritu Santo nos ha dado.Termina el apóstol Pablo recordando que nuestros nombres están escritos en el libre de la vida, recordemos que todo lo sabe el Señor de nuestra vida y nosotros nos debemos esforzar en la gracia. Dios nos ayude a estar siempre de un mismo sentir, recordando que debemos ser siervos puestos para servir a los demás.

Oremos:

Padre Amado, quiero ser un instrumento de tu gloria y vivir en unidad con los hermanos. Quiero ser un colaborador de tu reino y compañero fiel de los hermanos. Oro al Padre en el nombre de Jesucristo. Amén.