martes, 28 de agosto de 2007

La justicia clama por las calles

"No guarden tesoros para ustedes aquí en la tierra, donde la polilla y el óxido los dañarán, y donde los ladrones entran a robárselos. Más bien, guarden tesoros para ustedes en el cielo donde ni la polilla ni el óxido los dañarán y donde los ladrones no pueden entrar a robárselos pues donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón". Mateo 6:19-21.
La humanidad, constantemente ha encontrado dos caminos frente al bien común, la primera, es la de aceptar que todos hacemos parte de una gran familia, la cual nace desde el comienzo de la humanidad, aceptando que todos somos hermanos, que vivimos en una gran casa, llamada tierra, que tiene muchos apartamentos que lo denominaremos naciones.
La segunda, es que el hombre puede vivir la vida, separado de la realidad del prójimo, (el próximo), es decir, el que esta mas cerca de ti, en este momento. La realidad que hoy nos acompaña, es que son unos pocos los que tratan de trabajar, para que vivamos bajo una hermandad, donde las oportunidades y desarrollo, sea para todos, sin importar raza, política, religión y por encima de esto, mostrar que todos tenemos algo en común, somos semejantes, nos identificamos en los sueños, gustos, metas y sobre todo anhelamos ser valiosos y contar en medio de nuestra familia.
Pero el dolor es la realidad que se vive, son muchos los pueblos que carecen de lo necesario, lo básico, lo que cualquier ser humano necesita para vivir dignamente, salud, vivienda, trabajo, educación, derecho a una pensión, vestido, el poder ahorrar para su descendencia etc.
Esto no es pedir de mas, si las grandes potencias mundiales, dieran solo un poco de lo que se gastan en la industria militar, seguramente con ello se cubriría el hambre a muchos niños y abuelos, que no tiene donde tomar alimentos. Si sola mente se permitiera que las cosas buenas, que las sociedades arrojan a la basura, se pudieran compartir con los pobres, no habría tanta desnudes, si todo lo que se le quita al narcotrafico ( si es verdad) se distribuyera, para que los jóvenes pobres tuvieran carreras profesionales subvencionadas, por los estados y si se hiciera justicia dando a la necesidad del prójimo entonces todos los que vivimos en esta casa estaríamos alegres.
En Colombia los desplazados por la violencia están en tres millones de personas, en la mayoría de los casos, viven en barrios marginales o grandes invasiones, donde salen a las calles a tratar de encontrar la manera de sobrevivir. Juntamente al ,problema del desplazamiento crece el desempleo, hoy es mas difícil tener un trabajo con estabilidad y menos con lo que la ley colombiana llama derechos sociales al trabajador.
Pero las injusticias están ahí, como puede ser posible, que mientras un colombiano se gana menos de $ 500.000= pesos mensuales, un poco mas de 250 dolares americanos, un congresista se gana por mes $18.000.000=. Ahora la realidad de Colombia, no es un asunto de una operación de aritmética, es parecido a lo que vive el pueblo latino americano, tal ves la China comunista, países del África, donde hay hambre, enfermedades, miseria, abandono de los vecinos, para ayudar a salir adelante a su hermano.
Lo que estoy diciendo no es nuevo, ya sea dicho, pero no se ha hecho nada, ¿como hacer para que tomemos conciencia? ¿que tendrá que pasar?¿será que esta muy lejos el sueño de Jesús, cuando dijo: "Amados los unos a los otros".
Oremos y actuemos para cambiar esta realidad, pidiendo que los gobiernos y los grandes monopolios económicos, se comprometan, y compartan con su prójimo ayudandolos a tener lo digno y entre todos tengamos una casa con alegría, donde Dios es conocido por todos, por lo que ha hecho en nosotros.
con amor
Rev. Leonel Martinez

1 comentario:

Angel E Ortiz dijo...

Pastor: chevere, lo animo a seguir escribiendo, desde Ibague, una abrazo