Tema Cuatro basada en el capitulo uno de Juan.
Llamados a ser discipuladores.
El evangelio de Juan nos sigue mostrando el
desarrollo del ministerio del bautista, exponiendo a Jesús como el cordero de
Dios. En el día de hoy, no lo presenta indicándole a dos de sus discípulos, quien era Jesús.
Primero: Juan formador de
discípulos.
Juan 1: 35-36.
35 El
siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.
(Ver 35)
Resulta pertinente resaltar la manera como Juan ha desarrollado discípulos, su ministerio está
directamente relacionado con formar personas que sigan y se comprometan con el
mensaje del Reino de los cielos, en
ese orden de ideas, también nuestra labor es la formación de discípulos,
haciendo de ellos seguidores de Cristo, a partir de la enseñanza que damos, por medio de nuestro testimonio, a la
luz de la Palabra de Dios.
Un ejemplo, que encontramos en el Antiguo Testamento, de buenos
mentores, es Moisés y Elías, estos dos
varones, por la gracia de Dios, fueron utilizados para formar a Josué y Eliseo,
quienes respetivamente fueron tremendamente utilizados por Dios, en sus
respetivos contextos.
En lo personal, recuerdo con mucho cariño a mi pastor Elvio Cuero, y
los ancianos Hernando Chávez y su esposa Alicia junto al hermano Argemiro
Ortiz, quienes en mis primeros pasos de mi vida cristiana, no solo me dedicaron
tiempo, sino que me inspiraron a seguir a Cristo y a comprender que Dios me
había escogido para llevar la Palabra.
Nosotros hermanos, debemos recordar la gran comisión, la cual es hacer
discípulos a las naciones como lo dice Mateo 28.
Ahora bien, para poder ser formadores de discípulos, se requiere
invertir tiempo en ellos, como lo hacía Juan el Bautista, andaba con dos de sus
discípulos.
Segundo El discipulador debe tener la mirada puesta en el Señor.
(Ver 36)
36 Y mirando
a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.
Note la manera como redacta el evangelio la escena de Juan el Bautista
al ver a Jesús, dice mirando a Jesús, no podemos hablar del Señor si primero no lo
conocemos. Creo y sin duda es así, que la intensión del evangelio de Juan, al
decir que Juan el bautista está mirando a Jesús, es darnos un ejemplo, de mirar a Jesús, en todo lo que realizamos.
El escritor a los hebreos dice:
(Hebreos 12:
2)
2 Fijemos
la mirada en Jesús, el iniciador y
perfeccionador de nuestra fe, quien por
el gozo que le esperaba, soportó la
cruz, menospreciando la vergüenza que
ella significaba, y ahora está sentado a
la derecha del trono de Dios.
Como lo indica el texto, al mirar al Señor Jesús, estamos reconociendo
que Él es quien inicia y edifica nuestra fe, ahora el apóstol Pablo dice escribiéndole a los Colosenses:
(Colosenses 3:
1-3.)
Col 3:1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.2 Poned la
mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está
escondida con Cristo en Dios.
El mirar a Cristo, es fruto del encuentro transformador con Él. Pablo
menciona la resurrección obrada por el Espíritu Santo en la vida interior de
los creyentes. Fruto de ese milagro,
buscan de Dios, en palabras de Pablo, las cosas de arriba, pero hace especial
mención, donde esta Cristo sentado, a la diestra de Dios. Lo que puede
inferirse como, busquen al Dios soberano
y poderoso, haciendo que el creyente, no viva para los negocios de este
mundo, ya que revestidos y transformados por Cristo.
En ese sentido, podemos decir que; para poder ser un discipulador en
Cristo, debemos conocer primeramente al Señor para; influenciar por medio de la
Palabra de Dios y el obrar del Espíritu Santo, en la vida de los nuevos
seguidores o discípulos de Cristo. Recordemos que Juan el Bautista ve a Jesús y
lo señala como el cordero de Dios que
quita el pecado del mundo. Llevando a que sus discípulos miren a Cristo.
Tercero el mentor habla de Cristo.
(Juan 1: 37.)
37 Le oyeron
hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.
Que interesante resulta la manera narrativa que el evangelio indica la
manera que el Señor obro por medio de Juan el Bautista en los dos discípulos
para seguirlo, el pasaje dice: “Le
oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús”.
El mensaje que
transmitió Juan, está centrado en Cristo. Recordemos que cuando iniciamos esta
serie de mensajes decíamos que ÉL vino como testimonio y para dar testimonio,
de tal manera; que el centro de su mensaje, no está en Él, sino en el Señor.
El relato nos debe llevar a valorar y cuidar el mensaje que
transmitimos, el cual, debe estar mostrando a Jesús, por medio de la Palabra de
Dios, en ese sentido; nosotros para poder enseñar a Jesucristo, necesitamos
centrarnos en las Escrituras y por medio de ellas, hablar de lo que es
Jesucristo en nuestras vidas.
Siendo una de las bases de la doctrina de la Iglesia Presbiteriana
reformada de Girardot, solo Escritura. Para
nosotros los presbiterianos reformados es fundamental que la enseñanza
y el discipulado se centren en Jesús y
tenga solo como base, la santa Biblia.
Más adelante el mismo evangelio de Juan, data el testimonio de la
mujer samaritana, ella al ver como el Señor desnudo su corazón, fue a Samaria a
decir que había encontrado el Cristo, de
tal manera, que, los habitantes de aquel
lugar, fueron donde estaba Jesús y
cuando regresaron le dijeron, ahora; no solo creemos por tus palabras, sino que
nosotros también lo hemos visto.
Volviendo a los discípulos de Juan, note que ellos lo abandonan para seguir al Señor, en ello, podemos ver la
manera como el mentor, solo es un medio para que sus discípulos conozcan al Señor
Jesús. No hay interés de retenerlos, de hacerlos suyos, por el contrario, está
interesado que ellos sigan a Jesús. Ya que los tutores, (discipuladores) no
están formando seguidores de ellos, sino discípulos de Jesucristo y por lo
tanto; su anhelo es que ellos sigan a Jesús.
Cuarto La intimidad del discípulo.
(Ver 38).
38 Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían,
les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro),
¿dónde moras?
La pregunta del Señor a los seguidores es clara, ¿Qué buscáis? Esta misma pregunta, nos la debemos hacer en
el día de hoy, ¿que buscamos al
seguir al Señor? Las intenciones
de nuestro corazón, se convierten en propósitos que motivan nuestra vida. El
mismo evangelio de Juan señala a personas con
motivaciones egoístas y por ende equivocadas al seguir al Señor.
Juan 6: 26
Dice:
“Respondió Jesús y les
dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las
señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis”.
Siempre debemos recordar que el Señor conoce las intenciones de
nuestro corazón, las personas somos dadas a dejarnos impresionar, al respeto el
apóstol Juan dijo:
(1ª Juan
2:15-17).
1Jn 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en
el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo
lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo
pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para
siempre.
Seguir a Jesucristo, es un llamado a renunciar a todo lo que nos pueda
apegar y alejar de ÉL. El mismo Señor dijo; “Nadie puede servir a dos señores”
en ese sentido, no se puede ser discípulo, siguiendo al mundo, recordemos la
historia de la toma de Jericó, cuando Acán, prefirió los lingotes de oro, que
la obediencia a Cristo. Debemos seguir al Jesucristo por lo que Él es y no solamente
por lo que Él nos da.
Volviendo a la pregunta realizada por el Señor a los que lo están
siguiendo, ellos, manifestaron su curiosidad de conocer donde vivía, es la
única vez, en todos los evangelios que encontramos al Señor llevando a
personas, para conozcan donde mora. No hay muchos datos del lugar, se debe
recordar que el Señor vivía en Nazaret y era conocido por los vecinos. De esta
reseña que nos presenta Juan, podemos
ver como el Señor abre su casa que representa lugar de intimidad, para que los
discípulos lo conozcan.
Dios, envío a su hijo, para que nos mostrará la casa del Padre, es
más, ahora el Espíritu Santo, ha venido a ser morada en nuestra vida, hay un
himno antiguo que dice: “y siendo tan
sublime mi señor, mi pequeño corazón su templo es”.
El Señor en la cruz del calvario, abrió su casa, la cual es la casa
del Padre, para que en ella, encontremos el gozo de su presencia y la
manifestación de su gloria. Sin duda, la hospitalidad del Señor, es un reflejo
de su misericordia para nosotros. Dice el pasaje:
39 Les dijo:
Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora
décima.
Ellos se quedaron con Él, más allá que fueran las cuatro de la tarde,
lo que los hace quedar, es la paz y bendición que se encuentra en la cercanía
del Señor. Mientras la tarde avanza y se avecina la noche, en el corazón de
ellos, empieza alumbrar la luz de Cristo, que cambio toda oscuridad y ahora se
expanden a proclamar que han encontrado a Cristo. Sin duda, lo que el Señor les hablo,
transformo su corazón, ya que los encuentro con ÉL, transforma vida.
Conclusión.
El discipulado lleva a las
personas a proclamar a Cristo
40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de
los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. 41 Este halló
primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido
es, el Cristo). 42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo:
Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que
quiere decir, Pedro).
Termina este relato mostrando a Andrés, quien le testifica a su hermano Pedro, lo interesante
de Andrés, es que no hay mucha mención de Él en los evangelios, pero, fue el
instrumento del Señor, para alcanzar a Pedro, del cual, como todos los que
leemos la biblia sabemos, fue un hombre
tremendamente utilizado por la gracia del Señor.
No dejando de mostrar el juego de las palabras dichas a Pedro, Jesús
le dice tú eres Cefas (Caña sacudida por el viento) pero ahora se llamara Pedro
(piedra, roca). Cuando el Señor obra en la vida de las personas, hay una
transformación.
Hoy le puedo decir, que el Señor va obrar en su vida y lo llevara a
cosas grandes en el nombre de Jesucristo.
Aplicación de este mensaje
a nuestra vida.
1.
Somos llamados a formar discípulos para Cristo.
2.
Para poder formar discípulos
tenemos que tener la mirada puesta en el Señor.
3.
La intimidad del discípulo con
Cristo, se refleja en que siempre está testificando de la obra del Señor en su
vida.
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