domingo, 24 de enero de 2021

Tema tres serie basada en el capitulo uno de Juan.

Tema

 

       Identidad, propósito y cobertura.

 

El pasaje que hemos leído, al comienzo del Servicio, nos presenta a Juan el Bautista, dando testimonio ante las preguntas de identidad y llamado que les están realizando los Fariseos.

 

Como sabemos, Juan el Bautista, fue el último de los profetas del antiguo testamento, así lo enseño el Señor Jesucristo,

 

Lucas 16:16

16  La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.

 

De tal manera, que el relato que nos presenta Juan, es muy importante analizarlo, a la luz de la identidad que como hijos adoptados en Cristo debemos tener.

 

TODOS LOS DIAS DAMOS TESTIMIMONIO DEL SEÑOR.

 

(Ver 19)

 

Juan 1:19  Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?

 

·        Usted y yo, tenemos un testimonio, como lo presenta Juan.

·        Los judíos, (fariseos, escribas) querían saber quién era Juan, muchas personas de igual manera quieren saber quién es usted.

 

 

Muchas veces las personas estarán mirando nuestro comportamiento y acciones La manera que actuemos, llevará a que  encuentren la respuesta a la pregunta de quienes somos, por el contrario; cuando nuestras acciones son diferentes, a lo que decimos que creemos, quedaran confusos, o resistirán, a la fe,  que decimos creer.

 

Recuerdo a una señora que  estaba haciendo propaganda a un purgante, llevaba un catálogo, donde mostraba lo perjudicial que era tomar gaseosas y grasas, mostraba los daños que causaba y animaba a los presentes que no las consumieran por el bien de la salud, pero lo curioso es que tres días después, ella iba en el transporte en el que también iba yo y en un punto, donde ofrecían gaseosa y empanadas, la señora fue la primera en comprar, yo le había comprado el medicamento, que tres días antes nos había ofrecido, pero ahora, estaba desanimado con el mismo y creo que nunca me lo tome. La razón, lo que ella estaba haciendo, anulaba sus palabras de advertencia que nos hacía de no comer azucares y grasas.

 

Simplemente coloco esta historia, para decir, que las personas que nos rodean, en un momento miran nuestros actos y los comparan con la fe que promulgamos. Cuando le pregunta a Juan ¿quién es Él? Viene a mi mente que pasaría si esa pregunta no la hicieran a nosotros. ¿Qué responderíamos?

 

¿Qué es lo que nos da identidad en esta vida pasajera?

 

No son las posiciones, ni las marcas de lo que lleva vestido, ni el lugar donde vive, no es su belleza y fortaleza lo que nos brinda identidad, por el contrario, el Señor nos recuerda que todo eso es pasajero.

 

Muchas personas, buscan reconocimiento por sus logros, piensan que sin ellos, no serían nadie en la vida. Algunas otras personas, al ser bendecidas, se consideran superiores a los demás, otros, piensan que su identidad y valor lo dan sus bienes materiales, el dinero que pueden llegar a poseer pero; todo esto es solo flor del campo, que nace por la mañana y cuando sale el calor del día se marchita y muere. 

 

La importancia de no tener un concepto más alto que el que debemos tener.

 

20  Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. 21  Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías?(B) Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta?(C) Y respondió: No.

 

Dentro de las expectativas del futuro de las creencias religiosas de aquellos tiempos en la época del Señor Jesús, estaban tres vertientes, la primera La manifestación del Mesías, quien es el Cristo, para ellos, estaba muy próximo a suceder, La segunda La manifestación del profeta Elías, que para ellos, iba delante del Mesías anunciando su llegada. Y la tercera: Se esperaba un profeta, al nivel de Moisés, quien para los judíos, era uno de los líderes más grandes que el Señor les diera en  los momentos de esclavitud, para llevarlos a la tierra que ellos actualmente poseían. Pero Juan también les dijo no soy.

 

Que lo compararan con estas tres posibilidades, podría llevar a Juan a sentirse orgulloso de su labor, pero claramente se ve que tenía muy claro, cuál era su llamado y misión.

 

Romanos 12:3  Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

 

Las palabras son suficientemente claras, no debemos tener un concepto más alto que el que debemos tener. Juan no se pasó de listo y presumido, simplemente tenía claro su llamado y misión. De la misma manera, usted y yo, estamos llamados a saber quiénes somos en Cristo y cuál es el llamado en el Señor.

 

Cuando olvidamos, cual es la posición nuestra en el llamado de Dios, podemos caer en el pecado de Sansón, que pensaba que la  fuerzas eran de Él, olvidando que venía de parte del Señor.

 

Jueces 16:20-21.

 

20  Y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él. 21  Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel.

 

·        Cuando despertó del Sueño.

·        Se dijo esta vez, será como las otras.

·        Pero no sabía que el Señor se había apartado de ÉL.

 

Lo que le sucedió a Sansón, es lo que le ocurre al que olvida que los dones y talentos vienen de parte de Dios. Uno de los peligros que se encuentran cuando pensamos que somos nosotros los que hacemos las cosas, es que empezamos a ocupar el sitio de Dios, cuando nuestro llamado es la de honrarlo y darle toda la gloria a ÉL.

 

Recordemos la historia de los que quieren construir la torre de Babel, ellos pensaban que sus fuerzas serían la que los llevaría a levantarla que llegaría hasta el cielo.  En últimas, ya conocemos como termino la historia, todos esparcidos y confundidos en su lenguaje.

 

Somos lo que el Señor dice que somos en ÉL.

 

Debemos tener cuidado en pretender ser más que lo que somos en Cristo y de igual manera ser menos de lo que el Señor dice que somos.

 

Recuerde que somos hijos de Dios, engendrados por voluntad divina y no por voluntad de hombre, somos justificados en Cristo, adoptados en Cristo y hechos participes de las bendiciones que solamente podemos heredar en ÉL.

 

Gálatas 3;26-28.

 

 

Gal 3:26  pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27  porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28  Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29  Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

 

·        Por fe en Cristo, somos hijos de Dios. (ver 26).

·        Estamos vestidos de Cristo (ver 27).

·        Somos uno en Cristo, tanto individualmente como comunitariamente (ver 28).

·        Somos de Cristo y herederos de las promesas dadas a Abraham. (Ver 29).

 

Este pasaje, nos muestra habla del arraigo de nuestra identidad, lo que en Cristo somos y para que estamos colocados. Gloria a Dios.

 

Ante la pregunta ¿quién eres?, observemos la respuesta de Juan:

 

Juan 1: 22-23.  

 

22  Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?  23  Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.

 

·        Juan sabe cuál es el propósito de su vida, sabe porque está en esta tierra y cuál es el papel que debe cumplir.

 

23  Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.

 

Hace ochos días, el evangelio de Juan nos recordaba que nosotros damos testimonio de la grandeza del Señor, estamos por testimonio y para dar testimonio del poder de Dios.

 

Es aquí, donde las palabras de Juan nos muestra que ÉL sabe cuál es su identidad, la cual está unida al propósito de su llamado, Él es la voz, de uno que clama en el desierto y está preparando camino para el Señor.   

 

Ahora bien; de igual manera nuestra identidad como cristianos, está unido al propósito que el Señor ha puesto en nuestras vidas. Su vida y mi vida, están puestas para darle la gloria al Señor y nuestra identidad está en Jesucristo, quien es el Señor de nuestro andar.

 

Como el cantico que dice:

 

Yo vivo Señor porque tú vives
Porque tú vives Señor es que yo vivo
//Me das consuelo, me das abrigo
Y en la aflicción mi Señor estás conmigo.//

 

La identidad me da propósito y cobertura

 

24  Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. 25  Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? 26  Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; más en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. 27  Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. 28  Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

 

·        La identidad me da propósito y por lo tanto cobertura (ver 26).

·        Las acciones, son para dar honra al que le ha enviado (ver 27)

 

Cuando se tiene clara la identidad, definimos nuestro propósito y por lo tanto; nuestras acciones, son para la gloria del Señor, esto es importante conocerlo y vivirlo, ya que nos permitirá crecer en el Señor y  ser humildes ante lo que Dios nos ha dado.

 

Conclusión:

 

1.  Estamos llamados a mostrar con nuestro testimonio la identidad que tenemos en Cristo Jesús.

 

2.  Nuestro propósito lo que hacemos en la vida, está arraigado a nuestra identidad que debemos llevar en Cristo.

 

3.  La cobertura que recibimos cuando tenemos clara nuestra identidad se verá reflejada que lo que hacemos es para la gloria y deleite del Señor.

 

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